Los perros
invisibles
Chacho ha sido siempre un perro más. Cruce de pastor
alemán y mastín, este can de ocho años no es un perro de raza. Su gran tamaño
—unos 30 kilos— y su edad le convierten en un animal demarca blanca. Desde que fue
abandonado y entró en el Centro Integral de Acogida de Animales de
Colmenar Viejo (Madrid), hace seis años, el que debía ser un lugar de paso
se tornó en su residencia. Antonia Muñoz aún recuerda el frío que pasó cuando
fue a verlo por primera vez y cómo le impactó su mirada. “Saben que la gente
que va allí viene a por ellos. No les adoptas tú, ellos te adoptan a ti”. Solo
han pasado tres horas desde que esta asistenta y su marido, Julián Tenllado, le
abrieran las puertas de su casa, en San Sebastián de los Reyes, pero Chacho se estira en el pasillo
como si llevara allí toda la vida.